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Vista de la Galería El Catascopio desde el exterior. |
El pasado jueves día 29 a las 19,30 h. se abrían las puertas
de la galería El Catascopio y quedaba formalmente inaugurada Circular nocturna,
mi décima muestra individual y exposición por completo distinta a Nilo abajo,
clausurada hace apenas medio año en el Espai Betúlia de Badalona.
La obra que cuelga de las paredes de El Catascopio es de
hecho tan diferente a la que se exhibía allí, que ni por asomo parece del mismo
autor. Esa circunstancia descolocó a algunos de los asistentes que nos han
seguido poco y no acaban de estar al día de la feliz circunstancia de que nunca
(o casi) nos repetimos.
A diferencia de Nilo abajo, exposición de mucho aparato,
hecha con el diafragma de la sensibilidad completamente abierto y en la que coexistían y se
cruzaban multitud de técnicas, poéticas, caminos y propuestas, esta Circular
nocturna es una muestra austera, casi severa, exenta de aparato y hecha con
el diafragma cerrado y enfocado sobre una sola técnica y un
único asunto: el collage mixto y los camiones circulando de noche.
Como ya hemos apuntado en alguna entrada anterior, las
ilustraciones fueron realizadas en 2012 para iluminar Ruta nocturna, poemario
de David Aceituno publicado al año siguiente por De La Pulcra Ceniza.
Tras pasar por el escáner, las ilustraciones de Circular
nocturna llevaban archivadas desde la primavera de 2013. Desde entonces,
dormitaban fuera de circulación en un portafolio depositado en uno de los
estantes del taller. Sin saber lo que se me venía encima, el pasado verano
decidí sacarlas y airearlas.
El catalizador que puso en marcha las reacciones que
culminaron en la inauguración del pasado jueves fue mi buen amigo Lorenzo
Casado, quien, en una visita relámpago a mi taller, vio los originales, sin encuadrar ni enmarcar, sujetos con imanes a un riel metálico. Como quiera que le
dije que los tenía a la vista para ir revisándolos, ver de enmarcar algunos
para compromisos e ir mirándolos sin mayores propósitos, él me espetó una
exhortación que resultó providencial: “No divagues, tío. Tienes delante de las
narices una bonita exposición”. Ahí comenzó todo.
Con posterioridad, he caído en la cuenta de que ese “No
divagues, tío…” tiene cierta similitud con la conocida (es un decir)
amonestación que Lady Macbeth lanza a su marido en el segundo acto del célebre
drama: “No caviles tanto”. Los amigos con visión y las esposas decididas están
para eso: para que acertemos a ver lo esencial entre lo meramente accesorio.
Como me gusta hacerlo a mi manera y barato, los dibujos los
enmarqué yo mismo (corte del vidrio incluido) cómodamente y sin prisas a lo
largo del pasado verano, cuando ya había acuerdo con Rebeca, la galerista que
pilota El Catascopio.
Lo mencioné en la breve alocución que hice durante la
inauguración y lo repito aquí para que, por así decirlo, conste en acta y no
quede como apunte oportunista o flor de una sola tarde: por nitidez de
enfoque, gracia en la ejecución y
rotundidad poética, yo diría que Circular nocturna es una de mis mejores
exposiciones, si no la mejor.
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Vista parcial de la exposición. A la derecha, tablón de avisos que contiene la circular nocturna. |
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Documento que da nombre a la exposición. |
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Vista parcial de la exposición |
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Vista parcial de la exposición desde el exterior. |
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Vista parcial de la exposición |
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Vista en detalle de una de las obras expuesta. |
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Vista en detalle de una de las obras expuesta. |
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Vista en detalle de una de las obras expuestas. |
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Vista general de la galería desde el exterior. |
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Rebeca, galerista y piloto de El Catascopio. |
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